‘Elegía a Jaime Molina’, canción que encierra la amistad más sublime

 

Por Juan Rincón Vanegas – @juanrinconv

Recuerdo que Jaime Molina

cuando estaba borracho ponía esta condición.

Que, si yo moría primero me hacía un retrato

o, si él se moría primero le sacaba un son.

Ahora prefiero esta condición

que él me hiciera el retrato y no sacarle el son.

La canción ‘Elegía a Jaime Molina’ es la muestra fehaciente de la verdadera amistad. Es la radiografía a color del dolor, de la tristeza, de la melancolía y un golpe certero de la vida por la muerte de un amigo sincero y fiel.

Rafael Calixto Escalona Martínez y Jaime Molina Maestre, fueron dos amigos inigualables e inseparables que una noche de parranda se juraron hacerse un regalo después de la muerte. A Escalona, le correspondió hacerle la canción porque a Jaime el corazón lo traicionó el martes 15 de agosto de 1978.

La primera versión de esta célebre obra musical la grabaron en el año 1982 Alfonso ‘Poncho’ Cotes Jr. yel Rey Vallenato Ciro Meza Reales.

Ese fue el compromiso más difícil para Escalona porque como lo narra en su canción hubiera preferido que Jaime le pintase el retrato, pero con el más puro sentimiento dibujó su alma en pocas letras y le puso una música donde la nostalgia se pasea en todo su recorrido y tiñe el pentagrama de infinito dolor.

El canto contiene una de las poesías cantadas más hermosas de la música vallenata donde primó la amistad, el cariño y la más triste despedida a un ser que como dijera Consuelo Araujonoguera era“tímido, introvertido y talentoso, pero también autárquico. Maestro de la ironía y la mordacidad. Poseía así mismo una inagotable capacidad sentimental y una finura de espíritu que se desbordaban torrentosas cuando le tocaban la fibra particular de su cariño y su devoción por “el piazo del Rafael ese que ahora se cree Bethoven”, tal como solía decir en deliberado reproche que provocaba la risa de los demás y del propio Escalona en primer lugar”.

Jaime, el hijo de Camilo Molina y Victoria Maestre, quien había nacido en el corregimiento de Patillal el lunes siete de marzo de 1926, dejó su marca en territorio vallenato y se distinguió por sus caricaturasy pinturas. También con su genialidad hizo el logo símbolo que desde siempre identifica al Festival de la Leyenda Vallenata.

Famosas fueron sus parrandas

que a ningún amigo dejaba dormir

cuando estaba bebiendo

siempre me insultaba

con frases de cariño que sabía decir.

Después en las piernas me sentaba

me contaba un chiste y se ponía a reír.

Entre amigos eran famosas las parrandas donde una guitarra y un acordeón matizaban los días con música. Fueron muchas las madrugadas donde las voces les hacían coro a los gallos que anunciaban el nacimiento de un nuevo día.

En medio de esos amaneceres del viejo Valledupar, Jaime Molina solía recitar poemas que eran una oda a la vida, a la amistad y a las cosas sagradas de la provincia. Los tragos iban pintando de colores la mente y de esta manera se hacía más placentera la interminable parranda donde la palabra dominaba todo.

De esa manera salieron a relucir los cantos que con el correr de los años hicieron posible que Escalona le dijera al mundo que todo aconteció por allá en Valledupar, donde el sentimiento tiene forma de acordeón y se canta con el impulso de los repliegues del alma.

Siempre presente

El maestro Rafael Escalona, quien inmortalizó a Jaime Molina, nunca dejó de recordarlo, y una vez lo hizo nuevamente en el canto ‘La mariposa del río Badillo’, grabada en el año 2000 por Iván Villazón y el Rey Vallenato Saúl Lallemand.

En la Nevada allá en las cumbres

sobre las nieves arriba, arriba

entre arco iris bajo la niebla

yo le hice el canto a Jaime Molina.

Jaime me dijo óyeme Rafa me ganaste

me hiciste el canto,

y yo no pude allá en la tierra

allá en la tierra hacerte un retrato

y, pero ven, ven que yo te hago

el retrato en el cielo.

…Y el miércoles 13 de mayo de 2009, hace 12 años,el maestro Rafael Escalona partió de la vida para que Jaime Molina cumpliera la otra parte de la promesa.

En el registro sonoro de la música vallenata quedó la obra ‘Elegía a Jaime Molina’, donde muy acertadamente el periodista Juan Gossaín dijo: “Es la más estremecedora canción vallenata que ha habido en la historia, donde un hombre se ofrece a morir en lugar de un amigo. Ese es un genio”.