Por Juan Rincón Vanegas – @juanrinconv
Este no fue un sueño triste como el de Calixto Ochoa. Fue un sueño agradable en un cuarto particular, ubicado en el centro de una tarima. Desde allí Carlos Alberto Vives Restrepo hizo un paseo de dos horas por la historia de su vida musical.
Todo comenzó cuando el compositor e investigador Tomás Darío Gutiérrez Hinojosa, sentado en una mecedora, y aprovechando que el artista dormía plácidamente en su cama, hizo un rápido recuento de la historia de Valledupar, y uno de sus grandes tesoros, la música vallenata.
Al Carlos Vives despertar sintió que estaba en el corazón de Macondo, y ya sentado, no sabía por dónde comenzar a hilvanar esa madeja de alegrías cantadas y algunos rechazos que no lograron frustrar sus anhelos de convertirse a su estilo en cantor de vallenatos.
“Esta era una conversación que tenía pendiente con el pueblo vallenato y la vine a cumplir”, dijo mirando para todos los lados, notando que estaba en el lugar indicado donde los acordeones con su sonido marcan la ruta del folclor.
Convencido y viendo que al frente de su cuarto había cientos de personas, no se sorprendió de que cuidaran su sueño, sino que comenzó a rodar su propia película.
“Han pasado 25 años que estuve en la plaza Alfonso López, con el pelo largo y los pantalones cortos. Dejé todo por la música vallenata. Desde ese momento cambió mi vida y supe que para triunfar no había que irse de esta tierra”.
Los aplausos le hicieron quitar la soñolencia y continuó. “No me creyeron al haber estado en la telenovela Escalona y grabar vallenatos, pero quemé las velas en el río Guatapurí y fueron los años más felices de mi vida, teniendo el apoyo de ‘La Cacica’, Consuelo Araujonoguera”.
Precisamente ‘La Mamá Grande del Vallenato’ en aquel momento anotó que “Con Carlos Vives el folclor vallenato está ganando porque cuando lo interpreta, principalmente en el exterior, muchos entran a auscultar sobre sus raíces y se encuentran con los juglares que inspiraron esos cantos. A este joven samario le auguro lo mejor con su propuesta musical”.
En medio de la secuencia de las añoranzas hizo una parada para contar sobre el rechazo que sufrió por la modernidad del sonido de su banda musical ‘La Provincia’ y que algunos llegaron a decir: “A Carlos hay que fusilarlo porque dañó el vallenato”.
Ante esto no se asustó, sino que salió a explicar que no se había entendido el proceso que “la música naciera de mi música”. Pasado el tiempo Carlos Vives ha llevado el vallenato a muchos lugares del mundo donde se cantan como si fueran suyos y en otros idiomas. Un dato en ese sentido, en el 2017 estuvo en 20 países realizando conciertos en 50 ciudades.
De igual manera, a los juglares que les grabaron sus canciones recibieron beneficios musicales y económicos. Ejemplo, a Emiliano Antonio Zuleta Baquero en 1994 por concepto de la obra ‘La gota fría’, Sayco le giró $83.578.372.97.
Todo esto lo resumió Carlos Vives en una frase. “Me sumergí en el vallenato y me trasladé a muchos lugares del mundo llevando el mensaje de esos queridos juglares”. Esa apuesta musical, según sus vivencias, despierta felicitad y sonrisas en cualquier lugar del universo.
Infancia con vallenatos
Carlos Vives caminaba en su cuarto de un lado para otro. De repente miró a lo lejos y recordó a su Santa Marta del alma.
“Le aposté al vallenato”, indicó. Y fue más allá. “Mi infancia estuvo llena de juglares. Disfrutaba las parrandas que hacían mi padre Luis Aurelio y mi tío Rodrigo con Alejo Durán, Luis Enrique Martínez, Emiliano Zuleta Baquero y Leandro Díaz, entre otros”.
En medio de esa evocación Carlos Vives anotó que escuchaba atento esas memorables parrandas en un trono de esos que Dios concede a los menores de edad. “Metido en las faldas de mi mamá”.
Desde ese lugar predilecto supo de una gota fría que le cayó a Moralito, de aquel pedazo de acordeón, de la cachucha bacana, de Leandro, el ciego genio del folclor, y de un pollo vallenato de nombre Luis Enrique y de apellido Martínez.
De repente regresó a La capital Mundial del Vallenato y expresó: “Valledupar tiene un compromiso muy grande con el vallenato, el mundo necesita más vallenato, yo siento que hago parte de esta familia y que todos vamos a trabajar por lo mismo. El Festival de la Leyenda Vallenata es lo más hermoso y es el regalo más importante que tiene esta ciudad y la región”.
Todos estaban de acuerdo con sus palabras y eso dio pie para resaltar. “Tenemos todo en nuestras manos para hacer de Valledupar una ciudad turística por excelencia, por nuestra naturaleza y nuestra música. El Festival es la oportunidad más bonita, es nuestro Disney Vallenato”.
En el trayecto del conversatorio con motivo de la celebración de los 50 años del departamento del Cesar, el artista samario interpretó varias canciones acompañado de los Reyes Vallenatos Egidio Cuadrado, Álvaro López, Wilber Mendoza, Saúl Lallemand, Almes Granados y Raúl ‘El Chiche’ Martínez, y su grupo ‘La Provincia’.
Despertar feliz
Durante la larga charla con cortos espacios musicales la brisa de esa noche decembrina se encargó de abanicar los recuerdos dando los mejores resultados llevándolo a decir que es un soldado más de la leyenda y quería seguir trabajando por el vallenato.
Carlos Vives terminó en medio de aplausos y de los abrazos de todos lo que llegaron a su amplio cuarto. Ya no era hora de dormir más porque el deber con la música vallenata lo estaba llamando. Entonces no le fue difícil añorar aquel canto con sabor a provincia cuando el silencio de una noche guajira fue interrumpido por el carro del general Dangond que venía pitando por el ramal…
Viene pitando, viene pitando
viene pitando por el ramal,
y ese es el carro del general
hombre dispuesto y enamorado.