Crónica. Emilianito Zuleta desnudó su alma sobre la tumba del Joe Arroyo

Por Juan Rincón Vanegas  – @juanrinconv
 
En esta ocasión el acordeonero y compositor Emiliano Zuleta Díaz no estuvo en Barranquilla para quedarse, sino para cumplir con una misión del corazón. Esa misión lo llevó hasta el cementerio Jardines de la Eternidad, donde visitó la tumba de Álvaro José ‘Joe’ Arroyo, ese amigo que siempre tiene presente, a pesar que han pasado cinco años desde que ‘El Centurión de la Noche’ se despidió de la vida.
Desde su salida de Valledupar, Emilianito fue armando el crucigrama de los recuerdos, donde la palabra ‘olvido’ no aparece en el diccionario de su memoria, pero en cambio tiene muy frescos esos detalles que los unieron en el campo musical y de la verdadera amistad.
“La afinidad con el Joe desde que nos conocimos fue como el pentagrama, donde caben las notas precisas, y cada uno, a su manera, destacaba el talento. Era una persona muy detallista, y cuando coincidíamos en las presentaciones nos abrazábamos y conversábamos mucho. Nos llamábamos frecuentemente”, comienza diciendo Emiliano Alcides.
Fija su vista al cielo, se encuentra con una nube viajera de esas que hacen su recorrido sin parar, y enseguida relata: “Joe fue único, grande como cantante, compositor y arreglista. Era de esos seres musicales cuya virtud traspasaba todas las barreras. Pasarán cientos de años y será un artista insuperable. Definitivamente era un fenómeno del folclor colombiano, como en el caso del vallenato que no tienen comparación mi hermano Poncho, Jorge Oñate y Diomedes Díaz”.
De un momento a otro tomó su acordeón, se lo llevó al pecho, se sentó en la tumba y con todo el sentimiento reflejado en sus lágrimas expresó: “Joe, mi amigo querido, mi amigo del alma”. Bajó su cabeza por varios segundos, y siguió susurrando: “Joe, hoy he venido a regalarte esa canción que tanto te gustaba, ‘Mi acordeón’, la que aplaudías y cantabas algunos versos”.
Marcó la introducción, y tocado por todas las nostalgias juntas cantó:
 
Yo tenía un tema en mi pensamiento
para hacer una composición
pa’ dedicársela a mi acordeón 
que está conmigo en todo momento.
Así como Alejo Durán
hizo una bonita canción
a su pedazo de acordeón
para hacer el primer festival.
Eso me llenó de emoción
y eso me ha llenado de orgullo
desde cuando vine a este mundo
tengo amores con mi acordeón.
 
Todos los presentes en el sublime acto guardaron silencio porque asistían a la más grande muestra de cariño de Emiliano Zuleta Díaz, el hombre que se ha paseado con su inspiración por todos los rincones de la geografía vallenata, y que cumplía una promesa, que le puso más grande el alma debido al peso de la tristeza.
 
‘Yo soy el folclor’
 
Emiliano contó la historia que lo llena de orgullo porque pudo grabar con Joe Arroyo una canción vallenata, exactamente, un merengue.
Se trata de ‘Yo soy el folclor’, de la autoría del compositor Luis Cujia Álvarez, quien con esa inspiración ganó el sábado dos de mayo de 1998 el concurso de la Canción Inédita en el 31º Festival de la Leyenda Vallenata.
Emiliano empieza a narrar: “Joe Arroyo escuchó la canción, le gustó de inmediato y decidió grabarla en una de sus producciones musicales titulada ‘Joe en Sol Mayor’, y tuvo a bien convocarme para que lo acompañara. Gustoso acepté”.
Para Emilianito moldear con su acordeón la voz del Joe Arroyo fue algo sensacional. “La verdad fue que a Joe esa canción de ‘El viejo moderno’, como conocíamos al compositor guajiro Luis Cujia, le encantó de entrada. Fue un amor a primera oída. Recuerdo que estábamos en la grabación de nuestro disco ‘La trampa’, año 1998, llegó Joe a los estudios y acordamos todo sobre la canción”.
El acordeonero se emociona y comenta que Joe Arroyo de tanto cantarla, ya se la sabía. La grabó sin mucha demora, y hasta regaló un saludo: “Y vengo con Emiliano, con el acordeón tocando. Para Valledupar, de parte del Joe. Esto viene con cariño”.
 
Yo soy el merengue soy el cantor
y soy del folclor original
de todos los aires soy el mayor
y soy la alegría del Festival.
Y soy el que tengo la razón
para hablar de los aires musical
y me paro en raya del folclor
a ver quién me va a hacé tambalear.
 
El célebre compositor volvió a ponerse triste. “Cuando Joe Arroyo murió yo iba para Estados Unidos, lo lloré con sentimiento y con el alma. Uno, porque fue mi gran amigo; dos, porque fue un extraordinario artista, y tres, porque se murió de esa manera y, para que entiendan su grandeza, no supo ni morirse, porque todos creemos que está vivo, y porque sus canciones no pasarán de moda”.
Anduvo de un lado a otro por la tumba del artista cartagenero, buscando en su memoria el lugar donde lo conoció. Al acordarse, dice que fue en la Caseta Matecaña de Barranquilla, donde le escuchó cantar esas canciones que hoy lo tienen convertido en una leyenda del folclor nacional.
 
Golpes del destino
 
A su regreso a Valledupar, Emilianito Zuleta Díaz siguió exaltando la grandeza del Joe Arroyo, ‘El Centurión’, y solamente frenó su relato cuando en el bus comenzó a proyectarse la película ‘Golpes del destino’, que narra una historia similar, pero en imágenes.
“Cumplí mi cometido, cosa que me hace estar a paz y salvo con el hombre que regó alegrías a través de sus bellos y pegajosos cantos y que nos dejó la enseñanza de su perseverancia para alcanzar el triunfo”.
Al cierre de la entrevista, le pregunté sobre la canción que más le gusta de Álvaro José Arroyo González. El músico vallenato se queda pensativo debido a tantos éxitos, y responde: “Del Joe me gustan muchas canciones
, pero la que me llena por la carga de sentimientos y agradecimientos es ‘En Barranquilla me quedo’”.
 
Del caribe aflora
bella, encantadora
con mar y río
una gran sociedad.
Barranquilla hermosa
yo te canto ahora
con gratitud y amor
del cantor al pueblo que adora
a la nobleza y sentir
de su gente acogedora
a mi patria chiquita
que me apoyó.